El adiós a la nueva Ley de Mecenazgo es ya una realidad. Después de más de dos años de promesas y anuncios de promulgar una “amplia y ambiciosa” nueva Ley de Mecenazgo que pretendía involucrar al sector cultural pero también al sector social, al educativo, al de los deportes y al de la ciencia y la innovación, el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, ha confirmado que el mecenazgo no contará con una ley propia.

Las medidas fiscales que tenía que recoger la nueva Ley de Mecenazgo quedarán teóricamente  incluidas en la Reforma Fiscal de la que hablamos en nuestro post “La reforma fiscal y el mundo del arte“, en vigor previsiblemente a partir de enero de 2015. También en la nueva regulación de las Fundaciones que prepara el Ministerio de Justicia.

Sin embargo, no nos engañemos: no es lo mismo tener una Ley de Mecenazgo con entidad propia y con desgravaciones incialmente anunciadas de hasta el 60% para personas jurídicas y del 70% para personas físicas que alguna medida fiscal aislada de probablemente el 18%.

La apuesta por el micromecenazgo -aportaciones de menos de 150 euros podrán deducirse porcentajes de hasta el 75%- está bien pero hace falta algo más si realmente se quiere apostar por promover la cultura en una país, cosa que todo indica que no es el caso. Máxime, cuando todo parece apuntar que se establecen medidas concretas para las Artes Escénicas y la Música y para la Cinematografía y el Audiovisual pero no para las Artes plásticas.

Actualmente, todavía está en vigor la “Ley 49/2002, de 23 de diciembre, de régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo”. La pregunta es ¿va a mejorar la situación respecto esta Ley o incluso vamos a dar un paso atrás?.