El robo de obras de arte, tercer negocio criminal en volumen de dinero (entre 6 y 10 mil millones de dólares, por detrás de las armas y las drogas), no es exactamente como en una película de Hollywood. Nada tiene de glamouroso el allanamiento de morada que es el modus operandi más empleado por los ladrones.

Tal como apunta Robert K. Wittman del FBI (gracias a su brillante actuación se recuperaron 17 pinturas robadas en 2004 en casa de Esther Koplowitz) “Puedes planear el robo perfecto pero lo realmente difícil es vender las obras”. Así que nada mejor que, si no puedes evitar el robo, al menos intentar poner difícil su posterior venta para recuperar la obra de arte lo antes posible. ¿Cómo?

Primero, elaborando un inventario de las colecciones (fotografías de cada objeto con su descripción precisa, según la norma “Object ID”). Adjunto formulario.

Segundo, asegurarse de que los objetos sean perfectamente identificables (mediante marcas personales o realizadas por empresas especializadas)

Tercero, proteger los lugares donde se encuentran las colecciones (por ejemplo, mediante la instalación de una alarma conectada a central).

Y, por último, en caso de robo, presentar inmediatamente denuncia en el servicio policial competente (cualquier comisaría), adjuntando una lista detallada de los objetos y sus fotografías, es decir, todos los datos del primer y segundo punto. Ni que decir, la importancia que tiene el correcto contenido de esta denuncia y el posterior seguimiento de la misma, de lo que hablaremos en otro post.

Y la rapidez es importante, puesto que, dependiendo de la valía de la obra en cuestión, la policía transmitirá estos datos a la INTERPOL y ésta a su vez la difundirá con la mayor celeridad a los países miembros y socios oficiales. Lo que hará aumentar las posibilidades de recuperación.