La invasión rusa de Ucrania, que se inició el 24 de febrero de 2022, supone el mayor ataque militar en Europa desde los conflictos en territorio de la antigua Yugoslavia entre 1991 y 2001. Este episodio bélico en curso está provocando miles de víctimas mortales y la mayor crisis de refugiados en este continente desde la Segunda Guerra Mundial. A pesar de la condena internacional generalizada en Occidente y de las sanciones económicas impuestas a Rusia, la guerra continua.

El conflicto bélico comporta también destrucción del patrimonio cultural donde el mismo se desarrolla. Y con el conflicto bélico, aparte de la destrucción, el tráfico ilícito de bienes culturales. Ucrania no está siendo, por desgracia, una excepción. Hay museos derribados, museos parcialmente destrozados y museos saqueados por las fuerzas rusas. La UNESCO ha podido identificar, hasta el momento, daños relevantes en 12 museos, en 26 edificios históricos, en 16 instituciones culturales, en 15 monumentos y en 7 bibliotecas. Y seguro que habrá más.

La ayuda internacional está siendo de importancia capital ya que se ha proporcionado desde material de embalaje, hasta equipos de protección para colecciones y organizado la evacuación de piezas a lugares y depósitos más seguros.

En estas situaciones el papel que pueden ejercer organismos supranacionales como la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura)  y el ICOM (Consejo Internacional de Museos) es fundamental. No en balde, la UNESCO busca la paz mediante la cooperación internacional en materia de educación, ciencia y cultura y el ICOM es la única organización de museos y profesionales de museos que se dedica a promover y proteger, entre otros, el patrimonio cultural.

Ambos organismos han condenado enérgicamente la invasión rusa en Ucrania y han demostrado su preocupación por la amenaza a la que se encuentra sometido el patrimonio cultural ucraniano debido al conflicto bélico. Además, se está confeccionando por el ICOM y con la ayuda de un equipo expertos en la materia, la mayoría ucranianos, una Lista Roja del tráfico ilícito de obras de arte ucranianas saqueadas por las tropas rusas. Esta lista será la número 19 que publique el ICOM igual que ya hizo en su momento en otros conflictos bélicos como los acaecidos en Afganistán, Egipto, Yemen, Irak o Siria y su objetivo es impedir la venta de estas piezas en el mercado internacional.

También hay que destacar muy especialmente el papel que ALIPH en el conflicto ucraniano. ALIPH es una alianza internacional para la Protección del Patrimonio en Zonas de Conflicto (www.aliph-foundation.org) y tienen tres áreas de intervención según ellos mismos definen: “la protección preventiva para reducir el riesgo de destrucción, las medidas de emergencia para garantizar la seguridad del patrimonio y el trabajo posconflicto para permitir que la población local vuelva a disfrutar del patrimonio cultural”.

A 31 de mayo de 2022, ALIPH había ya adoptado un plan de acción con una inversión de 3 millones de dólares apoyando más de 100 proyectos para proteger museos, bibliotecas y archivos y poniendo a salvo más de 100 colecciones.

Por otro lado, importante también no perder de vista que ambos países, Ucrania y Rusia, son Estados parte de la Convención de La Haya de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales en caso de conflicto armado y de su Primer Protocolo. Justamente la Convención de la Haya de 1954 surgió como consecuencia de las destrucciones masivas de bienes culturales que se habían producido durante la Segunda Guerra Mundial. En su momento se partió de dos convencimientos: por un lado, el hecho de que las modernas tecnologías bélicas suponen una amenaza cada vez más grave para la conservación de bienes culturales y, por otro lado, el hecho de que la prevención de los desastres ocasionados por conflictos armados y situaciones de ocupación de territorios debe llevarse a cabo en tiempo de paz.

Y es que es precisamente en tiempos de paz cuando los países deben dedicar el tiempo y los recursos oportunos a proteger adecuadamente su patrimonio cultural llevando a cabo acciones tales como crear un sistema nacional de inventario del patrimonio, crear y financiar organismos que se encarguen de la protección del patrimonio cultural, o establecer protocolos de actuación en caso de conflictos bélicos o desastres naturales.

Beatriz Niño · Socia NIAL ART
Abogada especialista en el Mercado del Arte

Artículo Publicado en la Revista Tendencias del Mercado del Arte