Desde este mes de febrero Barcelona cuenta con un nuevo Museo de Culturas del Mundogracias al préstamo en comodato que la Fundación Folch, creada por el empresario Albert Folch y dirigida en la actualidad por su hija Stela Folch, realizó al Ayuntamiento de Barcelona.

El Museo, que integra la diversidad artística y cultural de distintos pueblos de África, Asia América y Oceanía, presenta una parte muy importante del préstamo en comodato durante veinte años acordado entre la Fundación Folch y el Ayuntamiento de Barcelona.

El comodato o préstamo de uso es un contrato jurídico por el cual una parte (en este caso, la Fundación Folch) entrega a la otra (Ayuntamiento de Barcelona) gratuitamente un bien (obras de arte) con cargo de restituir los mismos bienes después de terminado el uso (después de los 20 años por los que se ha acordado el presente comodato).

Lo esencial del contrato de comodato es que es gratuito, ya que si el que adquiere el uso tiene que pagar algún emolumento, deja de ser comodato. Y que permite al adquirente el uso de los bienes.

Sin embargo, en el comodato el comodatario (el que adquiere el uso, Ayuntamiento de Barcelona) sólo adquiere los bienes a título de mera tenencia ya que la propiedad sigue siendo del comodante (Fundación Folch).

Esta figura es una buena opción de colaboración entre instituciones públicas y coleccionistas privados, no solo porque es una forma loable y generosa de dejar acercar al público en general tu colección sino porque durante el tiempo que dure el comodato la conservación y seguridad de las obras correrá a cargo del museo correspondiente.

Y, si el comodato tiene una duración no inferior a tres años, además gozará el coleccionista de la exención del impuesto de patrimonio.

Así que es una alternativa a tener en cuenta con una única advertencia, y es que se tenga en consideración que se debe poner una  especial atención al contrato que se celebra entre comodante y comodatario, dado que el riesgo puede surgir de no haber contemplado ni regulado todas las vicisitudes que puedan aparecer mientras el museo tenga las obras en su poder y más aún cuando el comodato se celebra por un extenso periodo de tiempo.